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Porqué Nos Gustan Las Telenovelas

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Por Juan Ramos

Hoy en día, gracias a la tecnología, cualquiera tiene acceso a ver telenovelas de muchos lugares del mundo y de muchas pocas. Claro, sigue habiendo un gran publico en la mayoría de los países que sólo ven las telenovelas que se emiten por televisión abierta o, si de acaso por cable. Los demás, vemos telenovelas en computadoras, teléfonos celulares y cualquier tipo de dispositivos digitales. ¿Cómo cambiará todo esto las telenovelas todavía es pronto para saberlo? Además es una cuestión mucho mayor que no cabe aproximarse a ella en un blog sobre telenovelas.

Más bien lo que nos interesa saber es porqué sigue habiendo tanta gente que, como nosotros, vive la pasión por las telenovelas después de tantos años. Seguro que muchos al acabar una telenovela habrán jurado no volver a ver una nunca. Y, sin embargo, la mayoría volvemos a caer una y otra vez.

Para mí, es fundamental que una telenovela me emocione. Que yo me involucre en los avatares por las que pasan los personajes. Me tengo que creer el cuento auque las emociones son más importantes en los melodramas que la lógica. Las telenovelas son los únicos productos de ficción televisivos que se atreven a abordar los sentimientos abiertamente, a veces de una manera desbordante. Por eso digo que lo importante es que las historias nos emocionen y nos conmuevan. Pero eso nunca quiere decir que nos subestimen ni que insulten nuestra inteligencia. Eso sí que no.

Las telenovelas son adictivas, nos enganchan, a veces nos hacen soñar y a veces nos proyectamos en ellas. Todos en la vida nos enamoramos, sufrimos, tenemos familia… y pasamos si no por todas por muchas de las situaciones que se reflejan en las (buenas) telenovelas.

Las mejores telenovelas que he visto (como Café con aroma de mujer que las novela de la foto que ilustra esta columna) son en las que viéndolas se me ha olvidado que era televisión y he sentido a esos personajes como gente real interesantísima cuyas vidas no me podía perder por nada. Lo peor es cuando una telenovela me es indiferente, cuando me aburre y me vale verla. Lo mínimo, y no es poco ni mucho menos fácil, es que las telenovelas nos entretengan.

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